Síndrome metabólico

Síndrome metabólico

El Síndrome Metabólico es un trastorno endocrino-metabólico caracterizado por la agrupación en un mismo individuo de varios factores de riesgo cardiovascular.

Su aparición se vincula a un exceso de grasa a nivel abdominal que produce una serie de alteraciones metabólicas como un estado de resistencia a la insulina, aumento de factores proinflamatorios y protrombóticos, disfunción endotelial, etc.

Afecta aproximadamente entre el 20-30% de la población en los países desarrollados y su prevalencia sigue en aumento debido a las cifras crecientes de obesidad, falta de actividad física y envejecimiento en la población.

Diagnóstico

Requiere la presencia de 3 o más de los siguientes criterios:

  • Glucosa en ayunas mayor de 100 mg/dl
  • Tensión arterial mayor de 130/85 mmHg o en tratamiento
  • Triglicéridos elevados (por encima de 150 mg/dl)
  • Colesterol HDL (“bueno”) bajo (menor a 40 mg/dl en varones o 50 mg/dl en mujeres)
  • Perímetro abdominal elevado (superior a 102 cm en varones o 88 cm en mujeres)

Consecuencias

Los pacientes con síndrome metabólico presentan un alto riesgo de presentar diabetes mellitus tipo 2 y enfermedades cardiovasculares como infarto agudo de miocardio, accidente vascular cerebral isquémico (también denominado ictus) o enfermedad vascular periférica, las cuales siguen siendo las principales causas de fallecimiento en el mundo occidental.

Tratamiento

Inicialmente es imprescindible iniciar cambios en el estilo de vida realizando una alimentación saludable, dejar de fumar y practicar ejercicio físico de forma regular para ayudar a disminuir la grasa visceral y a mejorar la sensibilidad a la insulina. Esto favorecerá un mejorar control de los niveles de glucosa, presión arterial, colesterol y triglicéridos.

En el caso de que este primer escalón terapéutico no sea suficiente para mantener unas cifras adecuadas, se debería asociar tratamiento farmacológico para optimizar el control metabólico. En última instancia el objetivo en estos pacientes es prevenir la enfermedad cardiovascular, la cual sigue constituyendo la primera causa de mortalidad en el mundo occidental.

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